En cada taller, en cada encuentro, hay un instante que lo cambia todo.
No siempre es visible, no siempre es ruidoso. A veces es una respiración. Una lágrima. Una mirada. Otras veces es una frase que llega directo al alma: “Ahora puedo vivir mi vida”.
Los talleres no son eventos, son espacios de sanación. Espacios donde nos atrevemos a mirar, a soltar, a tomar fuerza.
Puedes venir a constelar un tema, o simplemente a estar. A ser parte del campo. A resonar con historias que, aunque no sean tuyas, también te sanan.
Próximamente compartiré fechas, lugares y propuestas. Mientras tanto, gracias por estar del otro lado. Ya estamos conectadas.
Una educación que honra las raíces
Detrás de cada dificultad escolar, de cada niño que “no aprende” o “no encaja”, hay mucho más que una conducta o un diagnóstico.