Ayer, en medio de un taller de Constelaciones Familiares, algo se abrió.
Estábamos haciendo un ejercicio sistémico. Yo representaba “algo más grande”. No era una idea, ni un pensamiento… era una sensación en el cuerpo. Sentí cómo me expandía, como si el límite de mi piel se disolviera. Y entonces, en esa apertura suave y silenciosa, llegó una imagen. O mejor dicho, un mensaje. Una revelación:
Abraza tu alma.
Así, con toda la fuerza y la ternura del mundo. Lo supe enseguida. Ese es el nombre. No de una web, no de un proyecto… sino de un movimiento que va más allá de mí. De algo que me habita, me sostiene y me guía. Algo que quiere tomar forma, hablar y tocar a otras almas.
Esta mañana, en mi meditación, sentí también el impulso de hacer un panchakarma. Limpieza profunda. Renovación. Y, claro, la resistencia apareció: “Es muy caro”, “mejor en septiembre”, “ahora no toca”. Pero también sé que esas voces forman parte del movimiento. A veces lo nuevo no entra porque algo dentro se aferra a lo conocido.
Estoy en expansión. Siento que se está gestando algo grande. Y aunque no lo veo todo con claridad, confío.
Gracias por estar ahí, leyendo, sintiendo, acompañando desde el otro lado de la pantalla.
Tal vez tú también estés escuchando un susurro en el fondo de tu alma.
Tal vez también sea momento de abrazarla.
— María Jesús