¿Y si tu vocación no fuera algo que se busca fuera, sino algo que se recuerda dentro?
Este es un testimonio vivo sobre cómo el dolor, la búsqueda y la intuición pueden abrir una puerta hacia lo esencial.
Yoga, constelaciones y alma. Una fusión que no se aprende en libros, sino en el cuerpo y en el corazón.
El inicio de una búsqueda
Tenía 14 años cuando empezó mi búsqueda. No sabía que era eso. Solo sentía que el mundo me dolía. Que algo no encajaba. Que afuera había muchas reglas, muchas formas, pero pocas respuestas.
Años después entendí que todo lo que necesitaba estaba dentro de mí.
Y ahí comenzó el verdadero camino.
El yoga: volver al cuerpo, soltar la mente
Llegué al yoga por dolor. Literal. Mi espalda pedía auxilio.
Pero pronto descubrí que al final de cada práctica no solo dolía menos…
También me sentía más viva.
No me formé para enseñar yoga. Me formé para recordar.
Para soltar la mente y volver al cuerpo.
Y comprendí que el yoga, en su raíz más profunda, es espiritual.
Te enseña a estar. A sentir. A reconocer tus límites… y a cruzarlos con respeto.
Las constelaciones: volver al alma
A las constelaciones llegué desde el quiebre. El divorcio. La pérdida. La crisis.
Ese momento donde nada se sostiene… y sin embargo, todo se está ordenando.
Allí descubrí a Bert Hellinger, y sentí que algo dentro de mí decía:
“Esto es verdad.”
Las constelaciones me ayudaron a mirar lo que no quería mirar.
A honrar mis raíces. A reconciliarme con mi historia.
Y desde ahí, pude volver a confiar en la vida.
Y confiar, también, en mi vocación.
El proyecto: Abraza tu alma
No es un título bonito. Es una certeza.
Abraza tu alma nace como fusión viva entre yoga y constelaciones.
Entre cuerpo y alma. Entre experiencia y sabiduría.
Aquí trabajamos con los chakras, con el linaje, con el campo.
Aquí se llora, se ríe, se recuerda, se suelta.
Aquí no vienes a aprender una técnica, vienes a encontrarte contigo.
Cierre con inspiración
Quiero terminar con estas palabras que me acompañan desde hace años.
Las pronunció Nelson Mandela al asumir la presidencia de Sudáfrica.
Hoy siguen siendo, para mí, una brújula:
“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados.
Nuestro miedo más profundo es que somos poderosos sin límite…
Nacemos para hacer manifiesta la gloria del universo que está dentro de nosotros.”
Tal vez tú también estás recordando tu camino.
Tal vez tu alma solo espera que la abraces.
Con amor,
María Jesús Cubillo García